Nellie: Gustav... -siento las mariposas de mi estómago. Siento la sonrisa que se forma en mis labios, nunca me había curado, pero yo he aprendido a vivir con el dolor de haberle perdido. Me levanto de estar agachada, Bill me mira, sabe que nunca lo olvidé, que nunca seré de él. Que mi corazón siempre es y será de Gustav, porque por mucho que lo intente, no puedo odiarle ni olvidarle. Veo que debajo del brazo trae un regalo, algo que es muy grande y plano, no sé, me da igual; ahí está él, todo lo demás me da igual. Me da igual romper el frágil corazón de Bill, me da igual que vea que siempre quise a Gustav que nunca lo olvidé que aunque el sea mi amigo no puedo reprimir el hacerle daño. Corro hasta Gustav, cuando llego a él le abrazo, le abrazo fuertemente, me lleno con su aroma. Mis pulmones aspiran aquel aroma, del que tengo un bote metido debajo de la cama, como si fuera mi pequeño tesoro.
Nellie: Lo siento... -no puedo mirarles a la cara. -Siento mucho hacerte daño Bill, siento todo aquello que pasó, perdóname Gustav. -me están fallando las fuerzas, mis piernas caen, no puedo sostenerme en pie.
Gustav: ¿Qué te pasa?
Nellie: Te he echado tanto de menos...
Gustav: Nadie se lo ha contado ¿verdad? -le miro incrédula.
Bill: Nellie, Gustav se ha casado hace unos 2 meses... -¡¿Qué?! Algo estalla en mi mente, un dolor, una rabia...
Nellie: Lárgate de aquí. -señalo la puerta de salida, deja lo que serían mis regalos de cumpleaños... Por eso odio el día de San Valentín porque aunque sea mi cumpleaños, siempre creo que son de amor y no de amistad.
Bill: ¿Estás bien, Nellie? -pero no le respondo, me levanto, con la cara mirando al suelo voy a mi habitación. Me pone la mano en el hombro, la aparto, le retuerzo la muñeca ni siquiera oigo sus lamentos, oigo mi propio dolor en primera persona, murmuro un lo siento pero debo irme.
Bill: Vamos, Nellie, cálmate. -me encierro en mi habitación, sin Gustav la vida no tiene sentido, no por lo menos para mí. Me miro en el espejo de gran tamaño que me regaló Helena por mi anterior cumpleaños. Me pongo la música, pongo Evanescence, Everybody's Fool, recuerdo como Amy Lee golpeaba un espejo en el videoclip, tambien recuerdo que el cristal de un espejo tambien puede llegar a cortar, incluso mejor que un cuchillo. Lo golpeo, caen un montón de trozos, la sangre recorre todo mi brazo.
Bill: Ábreme, Nellie...-hace girar el picaporte sin ningún tipo de resultado, la puerta no se abrirá hasta que yo muera. Cojo un trozo, miro como su cuchilla resplandece bajo la lámpara de techo...
Nellie: Es mi hora. -digo, alzando un poco la voz.
Bill: Para, por favor. - pero sus lamentos llegan como un susurro. Llega, veo a la muerte en persona, sonriéndome con cara traviesa. Sé que la última vez no lo consiguió pero esta vez sí, sonríe, has ganado la partida. Te doy la razón. Venga, es la hora; susurra en mi mente, clavo con fuerza el cristal y lo muevo para que se agrande más la herida. No puedo evitar gritar... Sale borbotones de mi sangre manchando la alfombra de pelo blanco del Ikea. Antes de irme, noto la mano caliente de Bill, mi amigo Bill, mi amante secreto, no intentes salvarme, de esta no sobrevivo, la muerte me quiere ya a su lado. No lo intentes... Mierda... El túnel de luz, que pronto ha llegado para mí...
BILL
Nellie muere en mis brazos y yo sin poder hacer nada, mi vida, mi amiga, mi secreta enamorada, ¿por qué te vas? Lloro sin resignación, lloro sin poder aguantarlo, ella se ha desprendido de la vida por Gustav.
Dos días después de su muerte, estamos celebrando su velatorio. Nora y yo haremos el honor de cumplir el deseo de Nellie, ser incinerada y echada en mi lugar de nacimiento. No sé si lo hizo porque quería mucho a Tokio Hotel o porque le gustó nuestra ciudad pero ya no está, ya no volveré a ver su dulce sonrisa. Gustav ha venido, que ganas tengo de meterle una paliza. Pero Tom me detiene, sé que Gustav lo hizo para que se olvidase de él porque no quería volver a verla sufrir. En el velatorio veo a sus padres, a Nora, Helena y Tom, abrazados, él intentándola calmar pero no puede; una chica de cabello negro cortado muy corto, Nora me comenta que es Lydia, antigua amiga de su hermana. Veo más gente que ya no me interesa. ¿Qué haré ahora que tú no estás ya en mi vida? No tengo sueños ni ilusiones, ningún aliciente para seguir... Pueda que te siga dentro de poco. Espérame a las puertas del cielo, por favor.