Consuelo: Mi niño, mi niño ha vuelto a casa. -yo sonreí, él estaba feliz, hace menos de un año que se fue pero parecía como si todo este tiempo hubiera sido mucho más que unos pocos meses. Consuelo lloraba de pura alegría. Yo había olvidado la llamada, él estaba ahí, a mi lado y nadie me lo arrebataría, ni siquiera su loca hermana. Él se fue a dormir, igual que nosotras. Mañana volvería a casa, ya que mis padres me dejaron quedarme para hacer compañía a Consuelo; desde el día de lo de Jorge y que a Héctor que le tuvieron que cambiar de sitio de trabajo a Galicia, ella se quedaba en mi habitación.Por la mañana preparé las maletas, desayuné riendo con las historietas que me contaba mi suegra de Gonzalo, cuando este era pequeño. Reía tan fuerte que acabé despertándole.
Gonzalo: Tanto escándalo desde por la mañana. -salía gruñendo.
Nellie: Es que tu madre me estaba contando cosas muy divertidas.
Gonzalo: ¡Mamá!
Consuelo: Déjame que le cuente cosas de cuando eras un renacuajo.
Gonzalo: Pero, mamá, me dejas mal.
Nellie: Me ha estado enseñando fotos, que mono eras de bebé. Cuando tú y yo tengamos hijos quiero que se parezcan a ti de peque, y a mí de mayores.
Gonzalo: Ahora verás... -me hizo un pequeña llave que no tenía dolor. -Esta tarde le pediré fotos a tu madre de cuando eras una ñaja.
Nellie: No creo que mi madre tenga fotos de mí cuando era pequeña. -dije triste. La verdad es que no sabía que mi madre tuviera un albúm de cuando era pequeña.
Consuelo: Claro que tiene, todas las madres nos encantan nuestros hijos, aunque sean de bebés. Lo que os convírtais es cosa vuestra pero a nosotras nos gusta guardar esas fotos porque aunque os vayais siempre tendremos eso para recordaros.
Gonzalo: Pues ya verás, esta tarde le pido un montón de fotos. -no dije nada, pero dentro de mí algo me decía que un albúm sobre mí no existía.
