jueves, 27 de mayo de 2010

cap. 6: Nueva Antigua Amiga.

Después de preguntarla lo que la pasó el día de su cumpleaños y como reaccionó, no volví a preguntarla sobre los moratones de su brazo, ni los cardenales de la espalda; debería haberlo hecho pero me contuve para que no se enfadase conmigo. La verdad... tenía miedo de perderla si le volvía a preguntar. Entonces Samanta la preguntó:

Samy: ¿Cómo te has hecho esto, Helena?
Helena: Nada. La verdad es que no me di cuenta o no recuerdo cuando me lo hice. -Samy y Helena se llevaban... A veces bien, otras discutían; Samy fue al colegio conmigo pero nunca nos llevamos bien. Era una de las pocas personas con las que se podía hablar, más que amiga, la llamaría compañera. Era una mestiza de madre sudafricana y padre francés, menuda combinación; ella era explosiva, todos los chicos la miraban, y muchos comentaban cosas; unos osaban decir que se la habían llegado a llevar a la cama pero ella era inteligente y no se dejaba llevar por los rumores, es más, su humor era del tipo negro, de ese que nunca sabes cual va a ser su contestación. Samanta, como he dicho, nunca me cayó muy bien. Pero, al final, entró en nuestro grupo. Ella decía que estaba con nosotras porque éramos inteligentes, algo que faltaba en nuestro instituto, yo siempre he pensado que lo que pasaba era que nadie la aceptaba como era. Por la tarde le pregunté a mi madre más sobre Samanta, ella me contestó:
Mamá: Samy era tu mejor amiga en la guardería, recuerdo que con 3 años te pasabas el día tocándola el pelo. Una vez te pregunté y dijistes que es que su pelo era diferente al de las demás niñas. A ti te gustaba todo lo diferente. Incluso, una vez, llegaste a cortarle a una niña el pelo porque tenía el mismo peinado, tu profesora estaba histérica.
Nellie: ¿Por qué nos separamos?
Mamá: La verdad... Es que te volviste como las demás, te dejabas llevar por los demás. Y cambiasteis de rumbo. -me sorprendió ver que yo había sido una oveja, como todas las demás. A la mañana siguiente, Samy me contó la misma anécdota que mi madre me contó ayer. Su madre es fotógrafa y su padre... Creo que es oficinista. Helena vino y nos saludó con dos besos en la mejilla a cada una. Llevaba puesta el lazo morado que le había comprado, lo había partido en dos y se había hecho dos coletitas monísimas encima de la cabeza. Dios, que asco de primera hora, tenía matemáticas, con ecuaciones de 2º y 3º grado, esperándome en aquella pizarra blanca, la boca indefinida se volvió una sonrisa cuando pronunció mi nombre.
Sra. Agreste: Nellie de las Heras, salga al encerado.
Nellie: Sí, señora.
Sra. Agreste: Soy una señorita. -sí, claro, con sus 50 años es usted una señorita. Divagué un poco por mi memoria por si se me aparecía la fórmula como por arte de magia. Agreste me iba a sentar en mi sitio cuando dije que necesitaba algo de ayuda y pedí a Sam que me ayudara. no me había salvado porque Sam me susurrara las malditas fórmulas sino que todo lo demás lo tuve que hacer sola. Me sentí un poco inútil.
Sra. Agreste: Muy bien, señoritas. Hacen un buen equipo. -se me abrieron los ojos como platos. "La Agreste halabándome, ¡qué fuerte!". Cuando salí al patio, Helena no estaba, me dijo que tenía que ir a ayudar a su padre; Sam se fue a la biblioteca a estudiar creo que sobre inglés. Entonces la vi a ella, comiéndose la boca con un niñato pijito-choni.

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Hola lectores.

En este apartado solo os quiero dejar un par de descargas para ver la historia con todo su esplendor. Yo he puesto como fuente de la página unas letras personalizadas. Aquí os dejo para que os la descargueis.

Graziias!!=)

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