cap. 18: Reencuentro.

A la mañana siguiente, hubo un día normal de colegio y, como prometí a Jorge, no le conté nada a Helena, después de todo, Jorge era mi amigo. Todo fue normal hasta el viernes. A la hora de comer recibí una llamada, era del General.
Nellie: Hola, General.
Reguero: Hola soldada. -me gustaba que me llamase así.
Nellie: ¿Nuevas noticias por el horizonte?
Reguero: Sí. ¿Quieres venir este fin de semana a conocer a Nadia?
Nellie: Claro que sí, y que me haga un retrato o me enseñe a dibujar. -reí.
Reguero: Claro, descuida. -estaba supernerviosa. Iba a concer a la que era mi ídola particular y desconocida. Llegó la tarde y me marché, abajo me esperaba una mujer, dijo llamarse Sra. Reguero. Durante el camino no paraba de contarme lo que su marido le había dicho sobre mí.
Nellie: Me alegro que el General le haya hablado tanto de mí.
Sra.: Eres como su segunda hija.
Nellie: Por cierto, ¿cómo me ha dicho que se llama?
Sra.: La verdad es que no te lo he dicho. Soy Estefanía y mi marido es Enrique.
Nellie: Tampoco sabía como se llamaba el General. Así que se llama Quique. ¡Qué nombre más bonito!
Estefanía: La verdad es que es muy común.
Nellie: Gracias por venir a recogerme, Estefanía.
Estefanía: ¡Oh, my god! Llámame Estefi o Tefi.
Nellie: Okey, Tefi.
Estefanía: Dentro de poco llegaremos. -aún así me dormí. Soñaba con una chica con una gran personalidad, fuerte y divertida pero, sobretodo, feliz. Llegamos al piso donde vivían todos.
Estefanía: ¡Hola! ¡Ya estamos aquí! -¡qué pulmones tiene esta mujer! Casi me deja sorda. Nadie respondía. Hasta que salió un niño pequeño.
Estefanía: ¡Altair! ¿Dónde está mamá y el yayo?
Altair: Nena guapa. -dijo señalándome.
Nellie: Y tú eres muy mono.
Estefanía: ¿Dónde se habrá metido toda esta gente? -dijo con los brazos en jarras. -En fin... -dijo suspirando.
Nellie: Ahora vendrá...
Quique: Hola soldada.
Nellie: Hola mi General. Misión hecha con éxito rotundo.
Quique: Así me gusta.
Estefanía: ¿Dónde están los demás?
Quique: Tu yerno está roncando y Nadia... ni idea. -Tefi fue a levantar a su yerno. Justo cuando ella se metió en la habitación, se oyó la puerta de entrada y el pequeño salió corriendo.
Altair: ¡Mami! ¡Aupa, mami!
Nadia: Ahora no puedo. Estoy ocupada.
Quique: Ven con el yayo, pequeñín.
Nadia: anda, tú debes de ser Nellie. Yo soy Nadia, mucho gusto. -Nadia era mil veces mejor de como me la había imaginado, su pelo rojo fuego me gustaba mucho y sus ojos azules oscuros me daban una sensación de seguridad muy arraigada, como de estar en casa. Lo que más me chocó de ella fue su vestimenta, vestía con pantalones anchos muy al estilo rapero.
Nellie: Siento que hayas tenido que levantarte pronto para ir a comprar.
Nadia: No importa, todo por mi "hermanita". -en verdad, no era su hermana, pero como era muy querida por Quique pues era como una hermana para ella.
XxX: Hola, cariño. -se acercó a ella y la besó. Al principio no le reconocí con todos sus pelos desgreñados y pantalones de pijama.
Nadia: Tenemos visita, ponte una camiseta.
Nellie: No me importa de verdad...
XxX: ¿Nellie?
Nellie: ¿Qué?
XxX: Eres tú, ¿de verdad?
Nellie: Sí. ¿Quién eres tú?
XxX: El del pueblo, el de las dunas.
Nellie: ¿Ismael?
Nadia: ¿Ya os conociais?
Nellie: Sí. ¿Así que... sufrías por ella?
Isma: Esto... -se puso colorado.
Nellie: Y un buen día desapareciste... Muy mal. -puse pucheritos. Y Altair a llorar por verme triste.
Quique: Tranquilo, pequeñín, mira, la nena no llora. -puse una sonrisa y el bebé sonrió. Nadia se acercó y me susurró al oído:
Nadia: Luego me lo tienes que contar... -dijo, guiñándome un ojo. Me sentía como en casa.